Ayer ví el documental que echaron sobre él en cuatro y, sinceramente, no soy nadie para decir que me impresiono su muerte...
al enterarse de lo ocurrido la gente que de verdad lo admiraba lloraba y gritaba, una fan declaró no poder vivir a partir de ese momento - no es broma - y a saber que más cosas yo no he visto y suenan aberrantes a primera vista. La verdad es que el sentimiento de esta gente es envidiable. Su increible voz, su música pegadiza y legendaria, su inimitable forma de moverse, sus coreografías sobresalientes, los videoclips peliculeros... todo en general en él merece ponerlo en el mismo pedestal que Elvis o los Beatles. Yo presiento que si hubiera ido a un concierto suyo, a uno de esos con los que se te pone la piel de gallina solo de ver lo abarrotado de gente que esta, me hubiese enamorado totalmente de su persona y lo hubiera convertido en uno de mis ídolos.
Siempre me ha gustado su música pero nunca fué de mis favoritos, - sin embargo, desde bien pequeñita he querido aprender el "moonwalk", sin éxito, por supuesto. - talvez porque, simplemente no me paré a escucharle y verle lo suficiente.. tampoco las circunstancias me lo han permitido, siempre he ido a un tipo muy específico de cantantes, ya sabeis, niños guapos que tocan la guitarra eléctrica decentemente y hombres de voz quebrada. Mickael Jackson no entra dentro de estas descripciones y es una pena porque ahora que esta muerto me paro a pensar la huella tan grande que ha dejado en el mundo y yo no he podido ser realmente consciente.
En fin, yo no puedo hacer nada más que dedicarle esta entrada del blog y darle unas tal vez vanas gracias por algo tan importante y a la vez prescindible como es hacer música, porque, eso si me gustaría remarcar, antes que pederasta, infantil, fantasioso o loco como lo describen algunos, es uno de los mayores artistas de la historia.
Serás recordado, Mickael, prometido.
